Laura Albizu Meneses
El recuerdo más precioso que guardo de Laura Albizu
Meneses es de
cuando ella leyó las cartas que su padre, Pedro Albizu Campos,
nos había
escrito. Fue un momento conmovedor para ella, una reunión tierna
con su
padre tan amado. No obstante su regreso al Perú, país
natal de su
madre y donde ella nació, Laurita siempre mantiene su compromiso
con la
independencia de Puerto Rico. Nuestro primer encuentro con ella y con
su
hermano, Pedro Albizu Meneses, fue en la Conferencia Internacional de
Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico, que se llevó a
cabo en
el Distrito Federal de México.
Nuestro próximo encuentro fue en Puerto Rico, cuando
ella y J. Benjamín
Torres trabajaban en la planificación del Instituto Pedro Albizu
Campos. Nos contó de su actividades como representante del
Consejo Mundial por la
Paz del Perú y otras organizaciones peruanas activas en el
movimiento por
la paz. Como es miembro de la Presidencia y delegada al Consejo
Mundial, tiene
muchas oportunidades de viajar. Está muy ocupada por todos las
problemas
sociales, y envuelta en movimientos que promueven la solidaridad
internacional
con las países de América Latina y el Caribe, y luchan
contra los
atropellos de los Estados Unidos contra el pueblo Nicaragüense.
Está
preocupada por la posibilidad que Puerto Rico pueda ser utilizado de
trampolín
para agredir a otros países latinoamericanos.
Casada con un ingeniero peruano, tiene seis hijos y ocho
nietos. Trabajaba
de enfermera, enseñaba el español y hizo traducciones. Su
hija,
Rosa, enseñaba ballet en Cuba y actualmente preside el Partido
Nacionalista en Puerto Rico.
La madre de Laurita, doña Laura Meneses de Albizu,
fue privada de su
ciudadanía y fue a Cuba, quien le otorgó la
ciudadanía
cubana. Fue nombrada delegada a la Misión Cubana en las Naciones
Unidas. Ruth Reynolds y yo tuvimos el privilegio de conocer a esta gran
señora y
a Juan Juarbe y Juarbe en la Embajada Cubana y almozar con ellos.
Laurita tiene el espíritu alegre de su padre,
reflejando un aspecto
menos conocido de don Pedro. Lo recuerda a él como padre
cariñoso,
muy divertido, disfrutando de las horas preciosas con sus hijos,
bailando con
ella.
Se acordó de sus visitas diarias en 1956 a su padre
encarcelado, y cómo,
sin hablar, daba vuelta a su anillo de boda como señal de querer
saber
noticia de la familia. Insistía en que sus visitas fueran cortas
para
evitar que ella estuviese expuesta a la radiación con que el
imperio lo
estaba torturando.
Ella nos dice que no nos engañemos con las palabras
"Estado
Libre Asociado", sino que reconozcamos siempre que Puerto Rico sigue
siendo
una colonia. "Tenemos que acordarnos de quién es nuestro
enemigo,"
asevera. "Como los Estados Unidos han cometido agresiones contra
nuestro
país, tenemos el derecho a utilizar todos los medios necesarios
para
alcanzar nuestra independencia."
[Traducción por Laura Albizu Meneses]
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