Padre Pedro Del Valle Tirado

Nos hallabamos sentados en el patio de la Iglesia Episcopal de Yauco, mientras el esbelto y joven sacerdote Padre Pedro Del Valle Tirado ofrecía su sermón. Su peinado estilo afro bien recortado coronaba las finas facciones de su rostro inmaculadamente afeitado con la excepción de un abultado bigote. Con palabras en español que nosotros no lográbamos entender del todo, se manifestaba con encarecida intensidad ante el pequeño círculo de devotos feligreses. Al Padre Pedro se le habían cerrado las puertas del templo tras haber sido dejado cesante por el Tribunal Episcopal. El ya no estaba autorizado a llevar a cabo los sacramentos, pero el canto de "dame la mano", el afectuoso recibimiento, el espirituoso cantar y el jovial intercambio de afabilidades entre el Padre Pedro y su rebaño hablaban del afecto entre una familia amorosamente extendida. Sin hijos propios, su esposa Dolly proveía de afecto maternal a los hijos de la congregación y mecía en sus brazos a un desasosegado infante. Como nuestro anfitrión en Yauco, Guillermo, era Episcopal, nosotros asistimos a los servicios con él. Pese a que no entendimos completamente el sermón, nos agradó la viveza del joven sacerdote y la fogosidad del ritual.

No mucho después, el Padre Pedro y su esposa Dolly se encontraron también desalojados de la casa parroquial. Sus propiedades habían sido sacadas a la acera y la residencia cerrada con llave como se lo habían hecho con el templo. Ellos levantaron una caseta en la misma acera frente a la iglesia y acamparon allí por cincuenta y siete días en lo que vino a ser conocido como "Villa Colchón", ya que parte de la disgustada congregación montó con ellos una militante protesta.

Por años las tensiones entre el joven sacerdote y el Obispo Reus Froylán se habían estado acumulando con acusaciones que iban y venían del uno al otro. Una airada carta del Padre Pedro había acusado al Obispo de desalentar la creatividad Cristiana y de "desviarse de la práctica y predicamiento del Evangelio" y exigía su renuncia. Finalmente, el Padre fue encausado ante el Tribunal Eclesiástico con cargos por ser indisciplinado, desobediente, y haber roto las leyes canónicas. Miembros de la iglesia acordonaron la corte con pancartas de protesta: "La Iglesia pertenece al pueblo y por lo tanto debe estar fundada en amor para que el espíritu de Justicia pueda prevalecer" se podía leer en uno de ellos. Otros letreros fueron colgados en la iglesia y pintados en sus paredes.

Como resultado de su militancia, el Padre Pedro fue cesanteado también de su cátedra sobre el Nuevo Testamento en la Universidad Interamericana de San Germán. Dolly, sin embargo, retuvo su puesto de consejera.

Nativo de Mayagüez, el Padre Pedro se había graduado de la Universidad Interamericana. Tras cuatro años de entrenamiento religioso en un seminario de Carolina, estuvo preparado, no sólo para predicar el Evangelio, sino para dar testimonio del mismo en la acción.

El había crecido en la pobreza. Dejada de su padre, su madre había trabajado en una factoría para sostener sus tres hijos. Para continuar su educación, Pedro tuvo que trabajar en los muelles desde la edad de 16. En aquel entonces fue cuando sintió que su llamado espiritual era el de servir a los pobres.

El objetivo principal de su filisofía lo era la urgencia de la liberación, tanto personal como nacional: liberación personal para permitir el pleno desarrollo de los potenciales innatos en cada uno, para librarse del hambre, de la vivienda inadecuada, de la opresión; liberación nacional de Puerto Rico de su estado colonial. Aunque la mayoría de los sacerdotes Episcopales de Puerto Rico pudieran estar de acuerdo en este último asunto de la liberación de Puerto Rico, el Padre Pedro era él que más se dejaba oír al respecto.

Para julio del 1984, el Padre Pedro y Dolly celebraban el primer aniversario de su desahucio. Ellos habían encontrado un edificio destartalado y vacío en el centro de la ciudad, en un área apropiada para un templo. Mediante la generosidad y la ardua labor de aquellos que permanecieron junto al Padre Pedro, y la recolección de fondos mediante la venta de pasteles, emergió el templo: Iglesia Episcopal Del Pueblo. El toque final lo fue un crucifijo hecho de las ramas de un quenepo que está en el traspatio.

De todo Puerto Rico llegaron colaboradores para la inauguración. Los Nacionalistas Irvin Flores y Oscar Collazo estuvieron allí dando su apoyo. Rafael Cancel Miranda leyó la escritura del Viejo Testamento. La celebración fue una muy placentera.

La iglesia actualmente se encuentra incorporada como parte de la Iglesia Episcopal del Pueblo de América Latina. Las actividades han comenzado: una película sobre Nicaragua, pantomima para los niños, música para los jóvenes, talleres de costura y periodismo, estudios bíblicos semanales. Los seguidores del Padre Pedro incluyen gente que él había ayudado a salir de la prisión, gente que él había sacado de las drogas o de la prostitución u otros a quienes él había provisto medios para comprar sus medicinas. Ellos todos encontraban en la Iglesia una fuente de servicios y respeto para todos como humanos. La gran mayoría de ellos eran pobres o desempleados.

La congregación, reuniéndose originalmente en los hogares de estos, ha comenzado la tarea de revisar la liturgia.

Creemos en Dios Padre Liberador del Pueblo que ha hecho un mundo bueno y rico para todos y que detesta al usurpador que se lo apropia, condenando a una miseria no merecida a innumerables Seres Humanos.

Creemos en Jesús que se declaró enviado del Padre para anunciar la Buena Nueva de la Liberación de los Oprimidos; que nació de una mujer del Pueblo, asumiendo la condición de trabajador entre los trabajadores; que se encarnó en los subyugados de la Tierra, declarándoles Bienaventurados e iguales a El; que condenó con duras palabras a los explotadores; que fue denunciado como subversivo del orden establecido ....

Creemos que habrá un Juicio histórico en donde todos y cada uno de nosotros seremos juzgados de acuerdo a nuestras obras de opresión o Liberación ....

Creemos en la Comunidad de los creyentes que unidos por el Espíritu de Amor y entregados a la práctica creadora se esfuerzan por preparar una mejor humanidad y en la supresión de las clases sociales, en donde no haya agresores ni agredidos y en donde la opresión y la guerra no existan ya más.

La liturgia incluye oraciones pos patriotas que actualmente se encuentran luchando por la independencia de Puerto Rico, tales como doña Isabel Rosado y otros.

La publicación de Voces fue promovida para tratar sobre las tradiciones históricas y culturales de Puerto Rico, la teología de la liberación y la preocupación por los prisioneros políticos. Sus propósitos, como lo indicó el Padre Pedro, son los de estimular el diálogo sobre la humanización de la sociedad y sobre el rescate de tales valores como lo son el valor, el sacrificio, la responsibilidad y la exaltación de la vida.

El Padre Pedro prevé una congregación compartiendo los gozos y penas de todos sus hermanos y hermanas. "Nada nos inquieta y entristece más que la existencia de seres humanos explotados y victimizados: tanto por un orden injusto, como por una Iglesia encarnada únicamente en lo económico y por su producto; un clero miope y sordo por demás ante el clamor del pobre y el trabajador," dijo el Padre Pedro en una Asamblea Anual. "Ante esta situación, nos hemos alertado inmediatamente para traducir nuestras palabras en acciones; para continuar luchando, pero en especial, amando.

"La paz presupone un amor tan grande por otro ser humano, que uno esté dispuesto a dar la vida por él," dijo. "Mientras los ricos continúen oprimiendo a los pobres, no podrá haber paz; mientras exista la represión, persecución e invasión de los hogares puertorriqueños, no podrá haber paz; mientras nuestra tierra continúe siendo invadida por el imperialismo estadounidense, no podrá haber paz," concluyé él.

"Respecto a la violencia," afirma el Padre Pedro, "nosotros estamos tratando de recapturar lo que Dios, Padre del Pueblo, les ha dado a todos los puertorriqueños. Por lo tanto, nuestros actos no son violentos. Violentos son aquellos que explotan y humillan al pobre y les arrestan, como sucedió en agosto 30 del 1985."

Dolly nos escribió dejándonos saber que la Iglesia está enfrascada en educar a sus feligreses y al pueblo, y en advertirles sobre los peligros del militarismo en Puerto Rico. "Nosotros nos oponemos al uso de Puerto Rico como medio para la invasión del Caribe y Latinoamérica de parte de los Estados Unidos, así como el uso de Puerto Rico como arsenal de armas nucleares. Como Cristianos, nosotros nos oponemos a esto."

Cuando el Padre Pedro es acusado de ser un politiquero, él responde, "Estamos en la política del amor, de la fraternidad y de la paz. Optamos por el crecimiendo del ser humano. Si esto es hacer política, pues por ese Reino de Dios, político, yo soy."